viernes, 11 de mayo de 2012

IV. FE Y CONSTANCIA. LA FE DE LOS ANTIGUOS. 11,1-40.

11            1Es la fe anticipo de lo que se espera, prueba de realidades que no se ven.
                    2Por ella declaró Dios su aprobación a los antiguos.
                    3Por la fe comprendemos que la orden de Dios formó los mundos, haciendo que lo visible surgiera de lo que no aparece.
                    4Por la fe ofreció Abel un sacrificio superior al de Caín, y por ella recibió testimonio de su rectitud, pues Dios mismo aprobó sus dones; por su fe, estando muerto, habla todavía.
                    5Por su fe se llevaron a Henoc, sin pasar por la muerte: "Desapareció porque se lo llevó Dios" (Gn 5,24). Se declara que ya antes de llevárselo agradaba a Dios, 6y sin fe es imposible agradarle: quien se acerca a Dios debe creer que existe y que recompensará a los que lo buscan.
                    7Por la fe, Noé, recibido el oráculo de lo que aún no se veía, angustiado preparó un arca para salvarse con su familia. Con su fe demostró la sinrazón del mundo y adquirió derecho a la salvación que da la fe.

                   De Abrahán a José.

                    8Por la fe respondió Abrahán al llamamiento de salir para la tierra que iba a recibir en herencia, y salió sin saber adónde iba. 9Por la fe emigró a la tierra prometida como un extranjero, habitando en tiendas con Isaac y Jacob, herederos de la misma promesa. 10Esperaba la ciudad con cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.
                   11Por la fe recibió vigor para fundar una descendencia con Sara, aunque le había pasado la edad, porque juzgó digno de fe al que se lo prometía. 12Así, de uno solo y, en este aspecto, ya extinguido, nacieron hijos numerosos como los astros del cielo y como la arena incontable de la orilla del mar.
                  13Con fe murieron todos éstos, sin recibir lo prometido, nada más viéndolo y saludándolo de lejos y confesando ser extranjeros y peregrinos en la tierra. 14Hablando así demostraban que buscaban una patria, 15pues, si es que añoraban la patria que habían dejado, estaban a tiempo de volver; 16suspiraban, por tanto, por una patria mejor, es decir, por la celeste. Y como Dios les había preparado una ciudad, no tienen reparo en que lo llamen su Dios.
                 17Por la fe, Abrahán, puesto a prueba, ofreció a Isaac, y era su hijo único lo que ofrecía el depositario de la promesa, 18después que le habían dicho: "Isaac continuará tu descendencia" (Gn 21,12), 19estimando que Dios tiene poder hasta para levantar de la muerte; así, aun exponiéndolo a la muerte, lo recobró.
                20Por la fe también bendijo Isaac el futuro de Jacob y de Esaú. 21Por la fe bendijo Jacob al morir a cada uno de los hijos de José, y se postró apoyándose en el puño de su bastón (Gn 47,31). 22Por la fe, José, estando para morir, mencionó el éxodo de los hijos de Israel y dio disposiciones acerca de sus restos.

                      Moisés.

                23Por la fe, a Moisés recién nacido lo escondieron sus padres, viendo que el niño era hermoso, y sin temor al decreto del rey. 24Por la fe, Moisés, ya crecido, rehusó ser adoptado por la hija del Faraón, 25prefiriendo ser maltratado con el pueblo de Dios al goce efímero del pecado. 26Estimaba mayor riqueza el oprobio del ungido que los tesoros de Egipto, pues miraba a la recompensa. 27Por la fe se marchó a Egipto, sin temer la cólera del rey; fue tenaz como si viera al Invisible.
               28Por la fe celebró la pascua y untó la sangre, para que el exterminador no tocase a los primogénitos de ellos. 29Por la fe atravesaron el Mar Rojo como tierra firme, y al intentar lo mismo los egipcios, se ahogaron. 30Por la fe se derrumbaron los muros de Jericó a los siete días de dar vueltas alrededor.
              31Por la fe, Rajab, la prostituta, no pereció con los rebeldes, por haber acogido amistosamente a los espías. 32¿Qué más queréis que os diga? Porque si me detuviera con Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, con David, Samuel y los Profetas, me faltaría tiempo. 33Ellos con su fe subyugaron reinos, administraron justicia, consiguieron promesas, taparon bocas de leones, 34apagaron la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada, se repusieron de enfermedades, fueron valientes en la guerra y pusieron en fuga ejércitos extranjeros 35Hubo mujeres que recobraron resucitados a sus difuntos.
             A otros, en cambio, los mataron a golpes, pues no aceptaron el rescate, queriendo obtener una resurrección más valiosa. 36Otros tuvieron que sufrir el ultraje de los azotes e incluso de cadenas y cárceles. 37Fueron apedreados, aserrados, quemados, murieron a filo de espada. Andaban errantes, cubiertos de pieles de ovejas o de cabras, pasando necesidad, apuros y malos tratos: 38el mundo no se los merecía. Andaban por despoblado, por los montes, por cuevas y oquedades del suelo.
           39Pero de todos estos, que por la fe recibieron la aprobación de Dios, ninguno alcanzó la promesa, 40pues Dios preparó algo mejor para nosotros y no quiso sin nosotros llevarlos a la meta.

EXPLICACIÓN.

1-40.    Objetivo del sermón es avivar una fe cansada, vacía de esperanza (3,6.12-14), que vuelve a lo rudimentario (5,11-6,3); la fe sin brío (6,11s), cobarde e inconstante (10,35-39). De ahí el contenido de esta parte. La fe que ejemplifica el autor tiene muchas facetas, pero globalmente es una persuasión y una certeza que permite ver más allá de las circunstancias inmediatas (cf. 10,32-34), haciendo que el hombre pueda desafiarlas, en vista de la meta futura (11,1).

           El autor pasa revista a los grandes personajes del AT, mostrando que el motor y sostén de su vida fue la fe en la promesa, la esperanza del futuro que Dios promete, de la ciudad que Dios mismo construye (11,10.16). Abel (4); Henoc (5), cf. Gn 5,24; Noé (7); Abrahán (8-12), cf. Gn 22,17 (12). Los cristianos son aquí extranjeros y exiliados (13), siempre dispuestos, como Abrahán, a salir para una tierra desconocida (8); no hay instalación fija ni morada definitiva, sino ciudad futura (9-10).

         Quien se niega a ir adelante se separa del pueblo de Dios en marcha. La comunidad cristiana, pueblo de Dios, ha de estar continuamente preparada a levantar las tiendas y emprender el camino, dejando atrás un pasado que pudo ser glorioso, para embarcarse en un futuro incierto (14-16).

         La fe de Abrahán fue más fuerte que la certeza de perder a su hijo, del que dependía su descendencia, cf. Gn 21,12 (17-19). Jacob, cf. Gn 47,31. La fe perpetúa la bendición (20-22). La fe aseguró la supervivencia de Moisés niño, guió su opción en favor de su pueblo y lo sostuvo en el éxodo (23-27). Ejemplo de Rajab (Jos 2) (23-31). Cuadro de conjunto de los personajes ilustres de Israel y de tantos israelitas fieles (32-38). Sin embargo, la promesa sólo se ha realizado con el Mesías, que cumple la expectación de ellos y de los cristianos, de la que gozan ya sus seguidores (39-40).

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